Redactada: 2020-07-01
Después de que la segunda y tercera temporada nos hicieran plantearnos si de verdad valía la pena seguir la serie después de la primera, ésta ha sido una recompensa para los que aguantamos esas dos, ya que ha sido muy buena, y ha tratado los dos trastornos más populares entre los adolescentes hoy: la depresión y la ansiedad. Sacándole todo el jugo por fin al que inicialmente era el coprotagonista de la serie: Clay Jensen, que se corona en esta temporada como personaje.

Y estos trastornos que sufre Clay, han sido expresados de forma muy realista, en un contexto en el que también hay drogas, alcohol, revueltas escolares, y hasta VIH.

Es por tanto la segunda mejor temporada de la serie, y además es homogénea con las otras tres en el sentido de que también pretende mostrar una realidad dura entre los adolescentes.

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