Crítica de Peaky Blinders por Obscuritas

Una temporada que ya empieza dura y que carece casi por completo de acción o momentos épicos marca de la casa. Está cargada de reflexión y drama, de consecuencias y cargas que ahora pesan más que nunca. Se podría decir que la temporada es el propio Tommy, no porque sea el protagonista indiscutible como a lo largo de toda la serie, sino porque ya no es el mismo, está cansado de repartir a diestro y siniestro, sus demonios son los que llevan toda la temporada. Y es cierto que, quitando lo de Polly (necesario, por desgracia) y lo de Ruby, no ha pasado gran cosa, sobre todo porque en cada capítulo se nos seguía prometiendo una guerra que ha quedado en un Michael patético demostrando que esas ansias de venganza le venían grandes y que no tenía lo que había que tener para matar a Thomas Shelby y recibiendo su merecido. Pero me ha gustado, me ha mantenido tensa toda la temporada, sintiendo el olor a final en el aire. Mención especial a Natasha O'Keeffe, que está soberbia esta temporada, al contrario que una Anya Taylor-Joy pasadísima de rosca.

Paz al fin. Y creo que por eso es un buen final a falta de la película.