Crítica de Los Ferragnez por Sandris

Llega el nuevo año y con tanta sobredosis de azúcar solo quiero ver mamarracheos intrascendentales mientras sigo pensando cuál será la próxima tableta de Suchard en caer. Esta es la única explicación que encuentro que justifique la decisión de haber visto 'The Ferragnez', la docuserie de la influencer Chiara Ferragni y su marido el rapero Fedez. El meteórico ascenso de Chiara Ferragni, pasando de blogger de looks a la influencer más mediática y exitosa del mundo, le ha cosechado numerosas alegrías como por ejemplo colecciones de bolsos, zapatos, gafas o material escolar a su nombre lo cual nada baja de los cien euros tirando a la baja (cágate lorito). Para que os hagáis una idea, estamos hablando de una de las mujeres más ricas de Italia y continuamente presente en casi todos los desfiles de moda y publicidad del mundo, mientras que Fedez actúa aquí casi como si de un actor secundario se tratase, dado su carácter introvertido y su escasa propensión a las cámaras (al contrario que Chiara, claro). Ambos forman un tándem bastante maniqueo de "chica bien - chico malo", pero quién soy yo para opinar nada de las relaciones de los demás (salvo que queramos rajar un poquito, claro).

La docuserie es lo que es, un festival ególatra hasta decir basta, una frivolidad nada disimulada, lujos estrambóticos por doquier y una necesidad de atención por parte de los protagonistas muy heavy. Vamos que es la serie perfecta para tirarte en el sofá todo el fin de semana y alucinar con este pijerío insufrible que se saca más fotos en un día que yo en un año. Claro que sus fotos valen dineritos, mientras que las mías no las remuneraría ni siquiera Iker Jiménez. Esto sí que es ver una dimensión paralela y no lo que sale en 'Cuarto Milenio'.