Redactada: 2020-11-20
Si una serie puede hacer que el ajedrez resulte atractivo y apasionante e incluso que te den ganas de ponerte a jugar, es que claramente tiene algo y ya sólo por eso merece la pena. Siete capítulos de aproximadamente una hora que se pasan volando, casi sin que te des cuenta, por la manera en que está estructurada y contando lo justo pero sin recrearse en exceso en nada, ni en las partidas de ajedrez ni tampoco en las adicciones de la protagonista. Y es que se agradece que te cuenten lo suficiente de ajedrez como para que entiendas algo pero no sea una master class con un millón de tecnicismos para que resulte aburrida.

Y es que acompañamos a Beth Harmon desde el principio, desde que descubre el mundo del ajedrez, comienza su preciosa amistad con el señor Shaibel, y se convierte en una niña prodigio y también descubre los tranquilizantes hasta que se convierte en la mejor del mundo. Por el camino iremos viendo cómo va calando en las personas con las que se encuentra, desde sus compañeras en el orfanato hasta sus rivales (convirtiéndose algunos de ellos en sus maestros, sus amigos e incluso sus amantes), pasando por sus padres adoptivos, y cómo todos ellos también calan en ella. Y la acompañaremos en su camino al éxito y también en su autodestrucción.

Anya Taylor-Joy está enorme, afianzándose por completo como una de las actrices de su generación, si no la mejor, y debería llevarse algún premio por su papel, porque no puedes apartar la mirada de ella, desprende elegancia y sensualidad en todo momento. Y es que con esos enormes ojos es capaz de expresarlo absolutamente todo incluso sin abrir la boca: alegría, tristeza, concentración, victoria, orgullo... Y es impresionante ver incluso cómo cambian en cuestión de un instante, en medio de una partida o una conversación. El resto del reparto también está genial, pero ella está tan inmensa que lo único que pueden hacer es acompañarla en el viaje, pero me gustaría destacar su química con Jacob Fortune-Lloyd y con Harry Melling, aunque la que está a otro nivel es la que tiene con Thomas Brodie-Sangster, que es ma-yús-cu-la.

Y todo ello está aderezado con una fotografía y una estética exquisitas, además de un montaje de imágenes que me ha encantado, sobre todo durante las partidas, y cuando aparecen las enormes piezas de ajedrez en el techo, que incluso se reflejan en los ojos de Beth, y una banda sonora muy buena.

Muy muy recomendable, y sin duda toda una sorpresa, jamás pensé que una serie sobre ajedrez me pudiera gustar así XD.
Guion
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Banda sonora
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Interpretación
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Efectos
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Ritmo
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Entretenimiento
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Fotografía
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Dirección
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