Redactada: 2020-12-05
Scott Frank da en la tecla cuando dirige series, y esta vez es capaz de manejar con maestría la historia mil veces contada del sueño americano, sabiendo arroparla con una excelente producción, buenos actores y un equipo técnico y artístico fantástico.

La historia no tiene nada nuevo, la aproximación de un joven a un deporte o rama artística, el primer maestro, el aprendizaje, la explosión del talento, los primeros retos y fracasos, la autodisciplina impuesta tras luchar con sus traumas y fantasmas, la madurez personal aplicada a su habilidad después de las derrotas y la culminación y confirmación de ser un genio en la disciplina que sea.
El concepto de la historia es siempre la misma. La del ganador y su capacidad para llegar a la cima.
La variación de la fórmula consiste en sacarlo del campo de beisbol, del ring o de la pista de atletismo y rodearlo de un halo intelectual y sofisticado, al igual que vimos en Whiplash.

El añadido de Gambit queen es definir los obstáculos que se encuentra el personaje principal por ser mujer y la manera de enfrentarlos. Aquí es donde Scott Frank aporta el punto de maestría como ya hizo en Godless, presentando personajes femeninos fuertes, inteligentes e independientes, y brindando una serie que se ve del tirón.

Estaría genial una segunda temporada donde una Beth más madura se cruzase con Bobby Fischer. Sería una buena jugada.
Guion
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