Crítica de El hombre contra la abeja por MrPenguin

Rowan Atkinson, el maestro de la comedia física y el humor absurdo, regresa con 'Man vs. Bee', una disparatada miniserie con la que el actor británico recupera algunos de los elementos que le lanzaron a la fama mundial con su mítico Mr. Bean. La serie, estructurada en episodios de apenas diez minutos cada uno, no se anda con rodeos y comienza situándonos en un juicio en el que Rowan, encarnando esta vez a un cuidador de casas llamado Trevor Bingley, es acusado por una pareja de millonarios de haber destrozado su mansión. A partir de ahí, la acción nos irá mostrando la batalla entre Trevor y una pequeña abeja de una manera que recuerda mucho a la película 'Un ratoncito duro de roer', especialmente por las consecuencias que el enfrentamiento tiene para el casoplón y por cómo el animalillo de turno —la abeja, en este caso— parece demostrar un IQ de 5000 y cierta vena maliciosa y tocapelotas que llevará al límite de su cordura a nuestro desgraciado protagonista.

Curiosamente, el hecho de saber de antemano que Trevor va a dejar un reguero de destrucción a su paso no afecta para nada al interés de la serie porque, al fin y al cabo, eso era algo esperable de un personaje interpretado por el mismo responsable de figuras tan torpes y catastróficas como Johnny English, Edmund Blackadder o el propio Mr. Bean. La trama, aun reservándose algunas sorpresas, es tan solo el vehículo para que Rowan vuelva a demostrar su infinita capacidad para crear situaciones tan absurdas como divertidas; algo que aquí además ocurre con bastante frecuencia dada la naturaleza de su peculiar adversario. No llega al nivel de genialidad de 'Mr. Bean' y a veces peca de ser demasiado tontorrona, pero, en cualquier caso, 'Man vs. Bee' sigue siendo una simpática y recomendable opción para los que busquen algo ligero y, sobre todo, para todos aquellos que echen de menos esa mágica habilidad de Rowan para arrancarnos unas risas con el simple meneíllo de sus cejas.