Redactada:
2021-09-14
Qué descubrimiento más bonito.
One day at a time cuenta la vida de una familia cubano-americana que vive en Estados Unidos. No pasa nada fuera de lo común y ese es principalmente su encanto. Describe escenas del día a día con las que todos nos podemos sentir identificados y las resuelve como una familia normal lo haría. Todo ello representando a la cultura cubana y todo lo que ello conlleva.
Mi personaje favorito ha sido, sin duda, Penélope. Es una mujer fuerte (o, como dice ella, de armas tomar) que cuida de su familia como cualquier madre lo haría y que afronta la vida con humor. La admiro mucho. Lydia, la abuela, es una fuente constante de confrontación (pero en el buen sentido). Me ha gustado mucho ver cómo evolucionaba y cómo aprendía a salir de los moldes de su generación. Los hijos, Elena y Álex, son geniales y tienen unas personalidades muy marcadas. Me encanta la vena feminista de Elena y todo lo que va descubriendo sobre ella misma en esta temporada. Y luego está el pobre Schneider, el casero y vecino, que a veces es tomado como comic relief pero que está para la familia a las duras y las maduras.
En definitiva, me ha encantado y la recomiendo mucho. Con ganas de ver la segunda temporada.
PD: No me esperaba que saliese Froy Gutiérrez, qué amor de chaval.
One day at a time cuenta la vida de una familia cubano-americana que vive en Estados Unidos. No pasa nada fuera de lo común y ese es principalmente su encanto. Describe escenas del día a día con las que todos nos podemos sentir identificados y las resuelve como una familia normal lo haría. Todo ello representando a la cultura cubana y todo lo que ello conlleva.
Mi personaje favorito ha sido, sin duda, Penélope. Es una mujer fuerte (o, como dice ella, de armas tomar) que cuida de su familia como cualquier madre lo haría y que afronta la vida con humor. La admiro mucho. Lydia, la abuela, es una fuente constante de confrontación (pero en el buen sentido). Me ha gustado mucho ver cómo evolucionaba y cómo aprendía a salir de los moldes de su generación. Los hijos, Elena y Álex, son geniales y tienen unas personalidades muy marcadas. Me encanta la vena feminista de Elena y todo lo que va descubriendo sobre ella misma en esta temporada. Y luego está el pobre Schneider, el casero y vecino, que a veces es tomado como comic relief pero que está para la familia a las duras y las maduras.
En definitiva, me ha encantado y la recomiendo mucho. Con ganas de ver la segunda temporada.
PD: No me esperaba que saliese Froy Gutiérrez, qué amor de chaval.
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