Crítica de Cyberpunk: Edgerunners por MrPenguin

Hiroyuki Imaishi lo ha vuelto a hacer. El veterano animador y director japonés, ahora a cargo del prestigioso Studio Trigger, suma otra joyita a su envidiable trayectoria con 'Cyberpunk: Edgerunners', un auténtico espectáculo audiovisual que ha logrado llevar el universo del videojuego 'Cyberpunk 2077' a un nuevo nivel. La serie, respetando al máximo los códigos del género, nos traslada hasta la futurista ciudad de Night City, una decadente metrópolis sumergida en un mar de luces de neón, controlada por grandes megacorporaciones, asolada por la corrupción y obsesionada con la tecnología y las modificaciones corporales. Una distópica realidad consumida por el capitalismo más salvaje y donde la violencia, incentivada por la cada vez más insalvable brecha social, parece la única salida para sobrevivir en un mundo donde todo tiene un precio que, obviamente, no cualquiera es capaz de asumir.

Studio Trigger, siempre fiel a su inconfundible estilo, utiliza ese desolador escenario urbano para construir una historia que engancha desde el principio y cuya impecable dirección artística, marcada por su genial uso del color y su increíble nivel de detalle, consigue enamorar tanto a través de la acción más desenfrenada y explosiva como de los momentos más calmados y reflexivos. De hecho, es de agradecer que la serie, entre tanta sangre, gore y excesos, encuentre también un hueco para explorar los posibles límites de la integración tecnológica en el ser humano y la forma en que nuestra percepción de la realidad, así como la de nuestra propia identidad, podría acabar difuminándose por completo en un amasijo de carne, chips e implantes cibernéticos. Unos temas no especialmente innovadores, pero que 'Cyberpunk: Edgerunners' sabe tratar con gran personalidad gracias a sus carismáticos personajes, a su fantástica ambientación y a su impactante despliegue técnico para dar forma a una historia que, sin lugar a dudas, aspira a situarse entre las mejores series de animación del año. Una maravilla.