He perdido la cuenta de las series adolescentes que he visto en estos últimos meses, supongo que se debe a que proporcionan la dosis justa de azúcar, realidad y diversión que a todos nos apetece ver ahora mismo. ‘Never have i ever’ es la última comedia que nos trae la maravillosa Mindy Kaling (inspirada en parte de su adolescencia) a la que yo adoro en todos sus registros. La serie se centra en el personaje de Devi, una adolescente que podríamos calificar como del montón de no ser porque atraviesa un profundo trauma tras la prematura y súbita muerte de su padre. Devi sigue con su vida como si nada hubiese pasado, escondiendo ese dolor en su interior hasta que su vida se pone patas para arriba por culpa de su errático comportamiento. Porque el punto más positivo de la serie es que los personajes rezuman realidad, los quieres y los odias ya que así es la adolescencia, todos nos hemos comportado como imbéciles con nuestros amigos o nuestros padres a esa edad. Pero por encima de todo, lo más positivo es la representación del trauma, de cómo afecta la muerte de un ser querido y de cómo seguir adelante no siempre es tarea fácil. También brilla por la inclusión de los temas que definen nuestra vida como los trastornos alimenticios, la inclusión de tramas LGTBI+, las raíces, el choque entre la tradición y la sociedad y la problemática de identidad que todos sufrimos en algún momento.

Divertidísima y fresca comedia en la que a veces la risa se confunde con el llanto dadas las emociones tan melancólicas y gratificantes que despierta. Perfecta para zampártela de una tirada en los días más grises.

Cuando la empecé pensaba que sería la típica serie adolescente cargada de clichés, y bueno, sí que lo es, pero también es más cosas. No edulcora nada, no es la típica en la que todo es perfecto, la protagonista es maravillosa y popular, todos son guapos y estupendos y todo sale perfectamente. No, es una serie real, se nota que está basada en experiencias reales de la propia Mindy Kaling y en su propia adolescencia, aunque obviamente habrá mucho de ficción, pero nos cuentan la adolescencia y la vida tal y como es, con sus alegrías y sus penas, pero sobre todo con sus tortazos, porque la realidad da muchos de esos.

Devi es un desastre con patas, claro que ha pasado por un hecho traumático y le cuesta procesarlo y superarlo, si es que algo así se supera alguna vez, pero toma decisiones pues de adolescente, como no podría ser de otra manera. No son de esos personajes que hacen cosas de adultos y además parecen adultos, no, son adolescentes, y vaya si meterán la pata a lo largo de cuatro temporadas. Y volviendo a lo de que no todo sale bien, en la última temporada me ha gustado por ejemplo que ni siquiera celebren el baile de graduación tan típico, porque se quedan tiradas y luego prefieren irse a casa, en lugar de ser el típico baile precioso y perfecto, salvo que seas Carrie.

Lo que más me ha gustado ha sido la evolución de los personajes, en la primera temporada quieres darles un par de tortas a cada uno, pero van madurando y aprendiendo, y dando importancia a otras cosas. Se nota que van pasando por cada año de instituto, de ser puros adolescentes cargados de hormonas a estar a un paso de la etapa adulta con otro tipo de preocupaciones. Y me encanta la importancia que da a temas como la amistad, también con sus cagadas, la familia, donde tampoco es todo siempre perfecto, la identidad, la sexualidad, las metas en la vida, las inseguridades y los miedos, y también los sueños.

Claro que tiene sus cositas, no es perfecta, pero justo ese es su punto fuerte, porque la vida está llena de imperfecciones. Pero es fresca, divertida, ligera, de capítulos cortos y también muy emotiva, capaz de llegarte al corazoncito en más de una ocasión. Muy recomendable.