Sorprendente propuesta la que nos trae el estudio OLM (los mismos de 'Pokémon') con 'Summer Time Render', uno de los animes más exitosos de 2022 y todo un soplo de aire fresco dentro de la temática de los viajes en el tiempo. La serie, basada en el manga homónimo de Yasuki Tanaka, sigue los pasos de Ajiro Shinpei, un joven estudiante que debe regresar a la isla donde creció para asistir al funeral de su amiga de la infancia, Kofune Ushio. La nostalgia de volver a su ciudad natal, impulsada por el reencuentro con sus seres queridos, no solo tendrá que convivir con el evidente dolor de la pérdida, sino también con una sucesión de extraños eventos que arrastrarán a Shinpei a una espiral de misterios sobrenaturales, muertes inexplicables y bucles temporales. Un escenario que hace que el anime nos adentre en un curioso juego de contrastes, ya sea enfrentando el aspecto colorido y veraniego de su apartado visual con la oscuridad de la historia, el anhelo por enmendar los errores pasados con la desesperación de un presente cada vez más aciago o la ilusión de cada pequeña victoria con la frustración de las posibles consecuencias.

Sin embargo, estos contrastes también se extienden al propio tono de la serie, y es que digamos que su desarrollo puede dividirse en dos partes muy marcadas: una donde los personajes intentan comprender la naturaleza de los secretos que acechan la isla y otra, que más o menos abarca la segunda mitad de la historia, en la que tratarán de luchar contra el origen de los mismos. El factor intriga se pierde casi por completo y la serie se convierte en un producto de acción más genérico que, aunque sigue siendo igualmente entretenido, puede desconcertar un poco a los que se sintieran más atraídos por la premisa inicial. En cualquier caso, 'Summer Time Render' cumple lo que promete y nos ofrece una historia increíblemente absorbente, muy bien animada y con unos giros de guion de los que dejan con la boca abierta. Una gran combinación de fantasía, misterio y drama adolescente tan capaz de llevarnos a nuevas y lejanas realidades como de retrotraernos a esos veranos de la infancia a los que, por desgracia, ya nunca podremos regresar.