Película romántica de Turquía.
Partamos de la base de que el título ya medio que nos anuncia cómo va a ser la película. No sé cómo será el original, pero la traducción ya anuncia película cursi. Y puede que cursi no sea la palabra exacta, pero sí está llena de clichés y una vuelta de tuerca bastante tirada de los pelos (aunque no del todo predecible).
Eso no quiere decir que sea una mala historia: si te gustan las películas románticas de cajón, está te va a encantar. La producción es muy buena, muestra lugares importantes de Europa (museos en general) y tiene un ritmo rápido y entretenido. La historia es una especie de remake de “Atrapar a un ladrón”, aunque con algunas diferencias, y tiene su enganche.
Obviamente, no aporta nada nuevo ni profundo, pero para pasar el rato cumple con su estructura de película romántica y además tiene lo suyo de acción y algo de aventura.

Serie con producción argentina, pero ambientada en España y con actores españoles en su mayoría, a excepción del protagonista, interpretado por Oscar Martínez (que lo hace bien… pero es el tipo de personaje que hace siempre: soberbio, burlón, más bien distante, etc).
La trama sigue a Antonio Dumas (Oscar Martínez) que, luego de ganar un concurso (que ya de por sí sale de lo común), llega a ser el director de un museo de arte. A partir de esto, en cada capítulo debe afrontar distintos “retos” a solucionar, lidiando con las excentricidades artísticas (tanto de las obras como de sus creadores), la espera de favores por parte de sus conocidos debido a su nuevo cargo y su vida personal (a la que no le proporciona demasiada atención).
La serie cumple: entretiene y divierte, haciendo una parodia al arte contemporáneo, con momentos bien disparatados que lograron sacarme alguna que otra risa. El punto en contra, sin embargo, creo que es que no profundiza demasiado en sus personajes ni en la trama en general. Cada capítulo presenta una situación diferente y, si bien hay subtramas que siguen a lo largo de sus seis capítulos (cierta situación con una estatua, la relación con su hijo y su nieto, y con una ex), se quedan en lo básico.
Es verdad que son apenas seis capítulos que no llegan a la media hora y que no se puede contar demasiado con ese tiempo, pero tal vez podrían haberla enfocado de otra forma. Además, queda una puerta abierta a una segunda temporada (que ya está renovada) pero no me llega a dar esa curiosidad para querer ver lo que sigue. Con una sola hubiera bastado..
Aún así, no es una mala serie: como digo, me divertí viéndola porque tiene un par de situaciones que rozan lo absurdo y son entretenidas. Además sus capítulos cortos y su ritmo rápido hace que se vea de una. Por lo que, la recomiendo para los que quieran reírse del arte y que busquen algo liviano y cómico de ver a la hora de la merienda.