Críticas de Yo, Daniel Blake

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Por primera vez en su vida, víctima de problemas cardiacos, Daniel Blake, carpintero inglés de 59 años, se ve obligado a acudir a las ayudas sociales. Sin embargo, a pesar de que el médico le ha prohibido trabajar, la administración le obliga a buscar un empleo si no desea recibir una sanción. En el transcurso de sus citas al “job center”, Daniel se cruza con Rachel, una madre soltera de dos niños que tuvo que aceptar un alojamiento a 450 km de su ciudad para evitar que la envíen a un hogar de acogida. Prisioneros de la maraña de aberraciones administrativas actuales de Gran Bretaña, Daniel y Rachel intentarán ayudarse mutuamente.

2016
105 min
Drama

RESEÑAS Y VALORACIONES DE Yo, Daniel Blake

Crítico honorable
PTG 222
7 / 10
Muy buena politica de como se encuentra la situación social.

Valoraciones en tu crítica:

Crítico honorable
PTG 111
8 / 10
Película dura e interesante, cuyo centro es una crítica brutal a los mecanismos de prestaciones, en este caso de desempleo, e incapacidad, así como el sistema de banco de alimentos contra la pobreza (en Gran Bretaña, pero perfectamente aplicable a España). Nos presentan dos núcleos, uno formado por Daniel Blake, y otro por una madre soltera con dos hijos, llamada Katie.

Daniel Blake es un hombre al que no le queda mucho para jubilarse, que sufre un infarto, y por tanto debe recurrir a la prestación por incapacidad. Ahí empiezan los problemas, y es que el sistema es un infierno: para empezar, una trabajadora de sanidad le hace un "test" para ver si merece ese subsidio por incapacidad, y por culpa de lo mal formulado que está el test y la rigidez del mismo, se la deniegan. Aquí entramos en un bucle, porque al denegarle ese subsidio, tiene que ir al subsidio por desempleo... pero su médico no le deja trabajar, porque podría sufrir un nuevo infarto. ¿Entonces? Pues entonces se ve obligado a hacer un paripé inútil por culpa del sistema, que se refleja perfectamente en la película. Todo esto está aliñado por problemas como la ausencia de alfabetización digital de las personas mayores, las contradicciones burocráticas, la jerga usada en el sistema... mil cosas.

Daniel cruza su vida en este momento tan delicado con Katie, que apenas puede mantener a sus hijos. Como presentación, lo primero que sabemos de ella es que la han echado de un piso por protestar por una gotera que hizo que su hijo enfermara... tremendo. Daniel ayuda a Katie en lo que puede, pero no puede evitar que Katie llegue al borde de la inanición, hay una escena en el banco de alimentos muy impactante al respecto, donde se rompe y empieza echarse en la mano salsa de tomate para comer porque no puede esperar ni un segundo más. Esa necesidad de dinero desemboca en algo muy triste, aún más cuando conocemos el buen corazón de Katie y sus ansias por hacer bien las cosas... aunque no sea capaz. Los problemas de Katie nos muestra un prisma distinto al de Daniel, en este caso hay estigma social y degradación.

El vínculo entre ambos (y los niños) muestra una humanidad que sirve como contraposición a la mecanización y frialdad del sistema, que es el que destroza a ambos de forma injusta. A veces, mostrar la cruda realidad es mucho más impactante que una película de terror o de acción.

"Yo, Daniel Blake, exijo que la fecha de mi apelación sea antes de morir de hambre".

Valoraciones en tu crítica:

Crítico honorable
PTG 111
7.5 / 10
Narra la lucha de una persona mayor contra los tramites online y como su generación se ve cada vez mas desamparada ante el avance de la tecnología.

Daniel es un carpintero de 60 años que tras sufrir un episodio cardíaco se ve obligado a pedir un subsidio por enfermedad pero todos los tramites los tiene que hacer online, cosa que no sabe hacer.

Es la lucha contra la llamada brecha digital, nos muestra como se ha ido deshumanizando el trato al cliente, muy buena critica social.

Valoraciones en tu crítica:

Crítico honorable
PTG 222
9 / 10
Impresionante relato sobre la complejidad burocrática en Gran Bretaña, expuesto de manera primorosa por el comprometido cineasta Ken Loach, como es su cine habitual. Una burocracia ideada expresamente para limitar los subsidios a la gente más vulnerable y desprotegida y para que la clase dominante y poderosa se haga aún más dominante y poderosa. Pues como en España. Igual.

Pero Ken Loach no se desalienta y denuncia por medio del cine una farsa gubernamental, administrativa e institucional ante estas reprobables, aberrantes e impudorosas prácticas. No cambies nunca, Ken. Vedla, gente. .IMPRESCINDIBLE. .4 sobre 5 ..PICARD..

Valoraciones en tu crítica:

0 10 7.9 45