Críticas de El verdugo

Película que va de menos a más (de forma exagerada. Durante los primeros minutos no sabía bien qué estaba viendo, la verdad) con un tema de fondo durísimo y que tal como vas reposando la película piensas que te ha gustado más. Las últimas escenas de la película son memorables.

'El verdugo' es una de las películas más icónicas del cine español y desde luego lo es por méritos propios, tanto por su trasfondo como por su atrevimiento a la hora de afrontar según qué temas. El guion, coescrito por el propio director Luis García Berlanga junto con Rafael Azcona y Ennio Flaiano, supo sortear las tijeras de la censura franquista para mostrarnos un retrato de la realidad sociocultural de la España de la época, satirizándola para así construir una denuncia contra ciertos valores y contra un sistema donde la pena de muerte estaba a la orden del día. El recochineo de esta comedia negra comienza ya en su título, ya que, aunque es cierto que el argumento gira en torno a un verdugo y a su sucesor, "el verdugo" también era el apodo con el que Franco era conocido en el resto del mundo.

Al margen de todo el alegato contra la pena capital, llama la atención la sutil crítica hacia otros aspectos de la sociedad de aquel entonces, como la dificultad para conseguir una vivienda, las diferencias entre clases, el sometimiento de la voluntad individual frente a la presión popular, la necesidad de emigrar en busca de mejores oportunidades o la forma en que los turistas disfrutan de un país mientras permanecen ajenos a lo que ocurre de puertas para adentro. Elementos que, curiosamente, no se alejan demasiado de algunos de los problemas que siguen presentes en nuestro día a día casi 60 años después y que, de algún modo, convierten a 'El verdugo' no solo en la gran película que es, sino también en el amargo reflejo de una realidad que trasciende su época para recordarnos que todavía hay mucho que avanzar.

'El verdugo' es una consistente comedia negra en la que seguimos a José Luis, quien en su camino para conservar su hogar y su familia deberá prescindir de sus sueños imposibles, aceptar el indeseado oficio de su suegro y quebrar su moral para ejecutar su oficio. Sus últimos minutos son magníficos, muy buen final.

Lástima que con los límites de la censura franquista Berlanga no pudiera profundizar en la propia pena de muerte o dar un enfoque algo más serio a la figura del verdugo. Hay parte de todo esto presente, pero me hubiera gustado ver más en el utópico caso de haber sido posible.