Crítica de Una joven prometedora por Sandris

Emerald Fennel, conocida por interpretar a Camilla Parker Bowles en la serie ‘The Crown’, firma una asombrosa opera prima sobre la afectación física y psicológica que tiene una violación en la víctima y, sobre todo, en su entorno más cercano. ‘Promising young woman’ nos ofrece un estudio sociológico sobre la actitud de múltiples agresores y su modus operandi. Para desenmascararlos, una soberbia Carey Mulligan se convierte en camarera de día y justiciera de noche. Cassie vive atormentada por la violación que sufrió su mejor amiga en la Universidad, una violación por la que nadie pagó, únicamente Nina . Ante su recuerdo Cassie se decide a hacer la justicia que se le negó a su mejor amiga, para ello finge estar borracha en bares, pubs y discotecas para observar qué ocurre. Cuando los hombres la llevan a su casa para aprovecharse de un estado de total indefensión, ella les enseña una valiosa e inmortal lección: si no estás en condiciones para decir no, tampoco estás en condiciones para decir sí. Lo más interesante de la película, aparte de ese humor negro que impregna toda la situación, es la cruel radiografía que se hace de nuestra sociedad actual, de cómo se normaliza que una mujer borracha sola en un bar es un blanco perfecto, de cómo muchas mujeres piensan que otras se merecen algo así y, sobre todo, su mayor acierto recae en mostrar cómo afecta un hecho semejante al círculo cercano de la víctima.
Podrá etiquetarse como una comedia negra y todo lo que queráis, pero asusta la realidad que se escapa por todos sus poros. Quitando su tramo final que para mí es lo que le resta puntos a la historia, asusta muchísimo lo cercano que nos resulta todo esto. Asusta que esta sea la realidad que vivimos día tras día.

A pesar de lo macabro de la situación, te saca más de una carcajada.