Crítica de Nomadland por Sandris

A veces ocurre que te encuentras con ciertas películas que parecen hablarte directamente a ti, no por la historia qué cuentan o cómo la cuentan sino por las emociones que consiguen transmitirte en ese preciso instante de tu existencia. Esto es lo que me ha ocurrido con ‘Nomadland’, la esperadísima película de Chloé Zhao. Aquí encontramos a Fern, una mujer viuda que vive en su furgoneta. Una mujer que lo ha perdido todo en una crisis económica y que ha elegido una vida nómada para escapar del dolor y refugiarse en sí misma. En su camino conoce a personas como ella arrastradas por la nostalgia, la pérdida y la insignificancia de una vida que no les producía ningún placer. Por medio de trabajos temporales la pequeña comunidad va sobreviviendo, gracias a la ayuda que se prestan unos a otros y gracias a que se conforman simplemente con lo que el camino les da. Como dice en determinado momento la impresionante Frances McDormand: “I’m not homeless. I’m just houseless” . Una historia que ahonda en los límites de la pobreza y en cómo encontrar un hogar en las personas que te rodean, porque no necesitas una casa para tener un hogar. El hogar eres tú mismo y las personas que te quieren, incondicionalmente.
Una road movie melancólica pero preciosa que te hace cuestionarte si verdaderamente estás viviendo la vida que quieres vivir o si simplemente avanzas con el piloto automático puesto. Todo esto sumado a la banda sonora del gran Ludovico Einaudi, hacen de ‘Nomadland’ una de las películas del momento y la convierten en una experiencia muy acogedora.