Crítica de La llegada por Calibibi

Me atrevería a decir que "La llegada" es más una película filosófica que de ciencia ficción que es como es calificada en todas partes. Todos los peros que recibe son por no ser como las películas de extraterrestres al uso, es lenta, carente de acción, el contacto con los visitantes es prácticamente nulo...diría que es incluso mas realista.
También es una película que trata mucho más sobre la importancia del lenguaje que de "marcianos", pero nos trae un acercamiento a otra especie para confrontarnos en la comunicación y así darle la importancia que tiene, que será la clave.

Hace ya muchos años que cuando los humanos "visitaban" otro continente llevaban intención de invadirlo, ahora nuestras intenciones son turísticas. Se plantea la duda en la película, cual es la intención de los visitantes, y es mas cercana a la segunda, asique no esperéis que la película corra porque su intención es la de pasear viendo monumentos.

El acercamiento se asemeja al que tenemos cuando contactamos con otra cultura y nos interesamos por sus costumbres, amable, respetuoso, porque buscamos algo a cambio, el conocimiento. Y en este aspecto, lo primero será el lenguaje, básico para conseguir una comunicación y dar a conocer al otro sus pensamientos.
En esto se centra casi por completo la película, y digo casi porque en un punto hay cambio de rumbo, que resta importancia a la llegada.

Y es que resulta que a través de ese lenguaje circular y no lineal como el nuestro, es posible conocer el tiempo, es ahí donde se incorpora de verdad la ciencia ficción, porque si que la tiene, y no son los extraterrestres si no el regalo que traen, la posibilidad de leer un tiempo que ya está escrito. Y digo leerlo porque no es posible cambiarlo, está escrito, volviendo a añadir dosis filosóficas a nuestro análisis, ¿de verdad nos interesa saberlo si no podemos cambiarlo?

La verdad es que me ha costado escribir esta crítica, porque del equipo encargado de comunicarse con los extraterrestres yo sin duda sería Ian, devoto de la ciencia y las matemáticas como verdad universal, pero con la capacidad de enamorarme de las letras si están tan bien contadas.