Crítica de I am not a serial killer por Lince

Película donde la muerte cobra el principal protagonismo, John Wayne Cleaver interpretado por Max Records es un chico cuya familia tiene una funeraria y él está obsesionado con la muerte, los asesinos en serie e incluso se analiza a si mismo y el piensa que tiene todas las características de un asesino en serie y que debe hacer lo que pueda para no sacar a la bestia que tiene dentro, por otro lado le hacen bullying en el instituto y su madre le ha puesto un psicólogo porque le preocupa esa obsesión por la muerte. Pues para más aliciente para nuestro querido John encima en su pueblo se están cometiendo una serie de asesinatos, ¿un asesino en serie?

Su vecino, un entrañable anciano, Crowley interpretado por Christopher Lloyd, una buena mañana levanta las sospechas de John, le sigue y ve algo que hace que le tenga que seguir para confirmar sus terribles sospechas, pero lo curioso es que es un ser que no es de este planeta, es un extraterrestre.

Una película que te atrapa por lo su curiosa historia de ver como John quiere seguir investigando en lo que más le gusta y que no sabe hasta donde le va a llevar esta tenebrosa historia, que a medida se va desarrollando la trama se va involucrando más y le va afectando es sus relaciones con todos los que le rodean.

Las interpretaciones son correctas y tiene una ambientación un poco de andar por casa casi de serie B, pero no por eso la historia deja de ser interesante.

Incertidumbre, suspense e investigación son los fuertes de esta curiosa y sobrenatural historia que nos presenta el director Billy O'Brien.

Tiene momentos más lentos y otros más ágiles pero en todo momento te tiene pegado a la pantalla.

El final es un poco atropellado y pillado con pinzas, me esperaba algo mejor después de una narrativa bien elaborada.

En resumen, no es una película excelente pero entretiene y te deja pegado a la pantalla, eso sí, con un final decepcionante.