Crítica de Historia de una ciudad por Migatoyyo
Redactada: 2021-02-28
pequeña película, en todos los aspectos, pues apenas dura una hora que se puede englobar dentro de la tendencia de "educar" a la población, evitando cualquier atisbo de comunismo que pudiera surgir en la clase obrera.
Así la película nos presenta a un héroe de guerra que, habiéndose dedicado a la política, no ha sido reelegido. La presentación del personaje ya es curiosa pues nuestro protagonista va a ir haciendo cosas que harán que no nos caiga simpático, golpea a uno que le recuerda que perdió las elecciones, no acepta el resultado de las elecciones suponiendo que los que no le votaron fueron engañados, pospone su relación sentimental por sus ambiciones políticas y, además, utiliza su posición como dueño del periódico local para revitalizar su carrera política. Ante eso, es imposible no decirse: "vaya porquería de protagonista me presentan".
En su ambición de volver a ser senador, encuentra que diciéndole a la gente lo que quiere escuchar puede ganar votos, así emprende una campaña en contra de las corporaciones, criticando a las grandes empresas y sus enormes beneficios.
El empresario objeto de sus críticas le visita, un hombre amable, educado y cortés que le expone la razón por la que las empresas deben ganar dinero y cómo mejoran la sociedad en la que actúan. Un Amancio Ortega, vamos. Aunque el mensaje será mal recibido por nuestro protagonista, los hechos acabarán por dar la razón al empresario y hacer que el egoísta edito vea la luz.
La película no esconde sus propósito panfletario, pero hay que reconocerle que es capaz de tocar la fibra sensible con bastante elegancia (la escena del respirador sin mostrar a la niña es ejemplar) y hoy no tendría ningún aliciente si no fuera por los breves minutos en los que aparece la silueta de Marilyn Monroe en un papel muy pequeño de asistente buenorra que tiene que esquivar los devaneos del compañero de trabajo de turno, básicamente la única razón para verla.
Así la película nos presenta a un héroe de guerra que, habiéndose dedicado a la política, no ha sido reelegido. La presentación del personaje ya es curiosa pues nuestro protagonista va a ir haciendo cosas que harán que no nos caiga simpático, golpea a uno que le recuerda que perdió las elecciones, no acepta el resultado de las elecciones suponiendo que los que no le votaron fueron engañados, pospone su relación sentimental por sus ambiciones políticas y, además, utiliza su posición como dueño del periódico local para revitalizar su carrera política. Ante eso, es imposible no decirse: "vaya porquería de protagonista me presentan".
En su ambición de volver a ser senador, encuentra que diciéndole a la gente lo que quiere escuchar puede ganar votos, así emprende una campaña en contra de las corporaciones, criticando a las grandes empresas y sus enormes beneficios.
El empresario objeto de sus críticas le visita, un hombre amable, educado y cortés que le expone la razón por la que las empresas deben ganar dinero y cómo mejoran la sociedad en la que actúan. Un Amancio Ortega, vamos. Aunque el mensaje será mal recibido por nuestro protagonista, los hechos acabarán por dar la razón al empresario y hacer que el egoísta edito vea la luz.
La película no esconde sus propósito panfletario, pero hay que reconocerle que es capaz de tocar la fibra sensible con bastante elegancia (la escena del respirador sin mostrar a la niña es ejemplar) y hoy no tendría ningún aliciente si no fuera por los breves minutos en los que aparece la silueta de Marilyn Monroe en un papel muy pequeño de asistente buenorra que tiene que esquivar los devaneos del compañero de trabajo de turno, básicamente la única razón para verla.
Guion
2 ✮
Banda sonora
0 ✮
Interpretación
2 ✮
Efectos
0 ✮
Ritmo
2 ✮
Entretenimiento
2 ✮
Complejidad
2 ✮
Sentimiento
2 ✮
Duracion
0 ✮
Credibilidad
0 ✮
Fotografía
0 ✮
Dirección
0 ✮
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