Redactada: 2020-11-23
Creo que podemos afirmar sin ninguna duda que estamos ante la película más grande e icónica de Studio Ghibli (con permiso de Totoro, el vende-peluches por excelencia), una de las que mejor han sabido conjugar esa magia tan característica de las obras de Miyazaki junto con aspectos más humanos y terrenales, arrastrando para ello a su protagonista, Chihiro, a un mundo de fantasía por el que emprenderá un fascinante viaje hacia lo desconocido, un símbolo del camino hacia la madurez y las responsabilidades cargado de valores acerca de la superación personal. De hecho, Miyazaki se inspiró en la hija de 10 años de un amigo para su historia, ya que quería crear un relato dedicado a niñas de esa edad y que a la vez sirviera como mensaje motivacional e inspirador para cualquiera que viera la película.

Este mundo de fantasía es capaz de atrapar también al espectador, ante el que se abre un universo increíblemente extenso y colorido, con una minuciosidad en el trazo y un nivel de detalle pocas veces vistos en la animación tradicional. La viveza de la paleta cromática y la cantidad de elementos que hay en cada fotograma hacen que en cada visionado de la película puedas apreciar algo nuevo, sin olvidar además todas las referencias a la mitología japonesa que se esconden en cada rincón y que han llevado incluso a la publicación de numerosos libros dedicados a analizar y desgranar todo el complejo entramado que recoge la obra de Miyazaki.

Si escucháis a alguien decir que el cine de animación son solo dibujitos para niños, ponedle esta película. Y si ya sois aficionados a ese tipo de cine y todavía no la habéis visto, no os la perdáis.
Guion
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Banda sonora
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Interpretación
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Efectos
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Ritmo
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Entretenimiento
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