...Y en Nochebuena ¡Se armó el Belén!. Epílogo en la carrera de este dúo con Terence Hill y Bud Spencer que, pese a lo que se quiera decir, entretuvieron a muchos en la década de los 70 y 80, tanto en cines, como en alquiler en el videoclub. Puede ser que sus historias fueran exageradas, histriónicas y no precisamente ligadas a la realidad en términos de violencia "blanca"; pero han entretenido en lo que son, y no se les debe quitar ese mérito.

Aquí estamos ante su última aventura en común, tiempo después de los grandes éxitos que habían tenido, y ahora casi ya a mediados de los 90, mayores (aunque Terence Hill ha hecho un pacto con el diablo), y Bud Spencer que ,aunque limitado en lo físico, lo disimula bastante bien y da el pego perfectamente. Aquí tenemos una aventura en el oeste, una aventura más familiar si cabe, con buenos visos de estreno navideño familiar, y con una fotografía bastante lograda, con algunos pasajes en escenas homenajeando a los clásicos del género.

Tenemos ese humor socarrón, viendo la comunicación no verbal entre ambos, sonriendo y disfrutando de algo tan sencillo como comer judías juntos, pero que, en esas miradas, demuestran su cariño mutuo. La película tiene su presupuesto bien invertido en fotografía y las escenas están bien rodadas, Terence Hill como director, no lo hizo mal. La historia es más familiar por el entorno de la madre y los diez hijos de uno de ellos, y el amorío del otro. No deja de haber esos guiños en las peleas, esos tortazos a mano abierta, ese humor cínico de Terence Hill.... que vale.. te tiene que gustar, pero queda en un producto final bastante digno, aunque a momentos parece que se vaya un poco de las manos... pero eso es algo habitual en este género de comedia de tortas. Al final, como colofón nos dejan una escena final de homenaje a esos mamporros, a esos gags coreografiados de quita la mesa, pon la mesa..., es lo que es, no se le tiene que pedir más.

Si nunca te hicieron gracia sus películas, o no te apetece tomártela un poco a broma; no es recomendable verla, pero si unos mamporros a mano abierta te resultan simpáticos y quieres ver disfrutar por última vez a una pareja de escena que ha tenido su parcelita, puede entretenerte.