La relación de Laura y Massimo pende de un hilo mientras intentan superar los problemas de confianza y los celos, mientras que un tenaz Nacho trabaja para separarlos.
La tercera (y si Dios quiere última) película de la saga 365 días sube una vez más la apuesta para intentar contar todavía menos cosas que la anterior. ¿Lo consigue?
Massimo y Laura continúan en la dinámica de siempre: un 85% del tiempo se odian, un 14% follan y el 1% restante se quieren o algo parecido. ¿Os acordáis de Nacho? Laura sí, y de hecho fantasea unas cuantas veces con el surfista paellero, incomprensible teniendo a un forradísimo y hercúleo mafioso italiano al lado, pero bueno. Visitan un striptease porque porqué no, y luego Laura se va a Portugal donde, OH SORPRESA, se encuentra con Nacho. Laura está con él, hacen cosas y luego decide volver a Sicilia a tomarse un tiempo para decidir, aunque al final parece que escoge a Massimo en un final vago y seco como pocos. Una mala conclusión para una mala trilogía, todo en orden.
No deja de ser curioso el que, si coges la trama de las tres películas e intentas juntarlas, no da ni para hacer una. He de reconocerle el mérito.
El siguiente paso en esta espiral de locura sería ponerme a leer los libros en los que se basa este despropósito cinematográfico... No, no estoy tan loco (al menos todavía).
VALORACIÓN FINAL: sombra y media de grey a la polaca, pero en Italia y con una breve visita poco justificable a Portugal, sobre 10.
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