Ciencia ficción de bajo presupuesto, con unos pocos personajes encerrados en una casa durante hora y media y dejando todo el peso de la película en los diálogos. Con esa frase muchos ya pensarán que tiene pinta de ser la película más aburrida del mundo, pero lo cierto es que 'The Man from Earth' no es solo un interesantísimo ejercicio cinematográfico, sino también una de las historias más originales y fascinantes que recuerdo haber visto en mucho tiempo. La premisa inicial, tan sencilla como apasionante, se centra en la figura de John Oldman (menuda guasa con el apellido), un hombre que está a punto de mudarse a otra ciudad y que, justo en plena reunión de despedida con sus amigos, decide hacer una sorprendente revelación: John afirma no envejecer desde que alcanzó su aspecto actual hace unos 14 mil años. A medio camino entre la incredulidad y la curiosidad, sus amigos —asumiendo que todo forma parte de una extraña broma— deciden seguirle el juego a John e ir haciéndole preguntas a lo largo de noventa minutos en los que es complicado apartar la mirada de la pantalla.

De hecho, el principal punto fuerte de la película, más allá de sus geniales diálogos, es la forma en la que es capaz de involucrar al espectador en la ilógica realidad que John nos propone. Al final da igual si John dice o no la verdad, la simple idea de asumir que una persona pueda llevar viva desde el Paleolítico Superior basta para que debamos replantearnos muchos de los aspectos que definen nuestro propio ser. La intriga va siempre en ascenso, alimentada en buena parte por una sucesión de apasionantes conversaciones que irán tocando diferentes temas de carácter filosófico, teológico, sociológico y, por supuesto, humano. El único punto negativo que le veo es el final, algo torpe en comparación con lo bien llevada que está el resto de la trama, aunque se le perdona porque creo que este es uno de esos casos donde el camino recorrido importa mucho más que el destino final. Y menudo camino, amigos.

No le puede quedar mejor lo de película de culto. Cutre en su desarrollo, actuaciones, fotografía, etc.., pero con un guion muy potente en el que se sustenta toda la cinta.

Si no hubiera sido por eso último, no la aguanto después del primer saludo que tienen los personajes. Claro ejemplo de buen guion con mal director. Preferiría que fuera al revés, mal guion con buen director.

El sumum de la ciencia ficción de andar por casa, una película sin un solo efecto especial que solo con el diálogo logra captar por completo nuestra atención. Para mi una obra de culto.