En 1830, en la prestigiosa Academia Militar de West Point, un joven cadete aparece ahorcado. Peor aún, su cuerpo, abandonado, fue profanado por alguien que le robó el corazón. Enviado especialmente al lugar de los hechos, el superintendente Augustus Landor es puesto al frente de la investigación por las máximas autoridades de la institución. Durante sus pesquisas, un recluta llamado Edgar Allan Poe se ofrece a ayudarle...
No en vano terminamos este rápido repaso con él: el nombre del célebre escritor basta por sí solo para generar un aura de misterio y curiosidad en torno a cualquier obra a la que vaya unido. Y es obviamente inteligente por parte de Louis Bayard, autor de la novela original, haber utilizado el hecho muy real del paso de Poe por esta escuela militar para convertirlo en uno de los principales protagonistas de una historia detectivesca de ficción ambientada allí. Aunque Poe aún estaba en sus primeros años, esta invención permitió a Bayard infundir a su propia historia el espíritu torturado de las futuras obras del escritor (al menos, el que se ha instalado en el imaginario colectivo cuando su nombre viene a la mente), convirtiéndola en una especie de génesis imaginaria de las oscuras inspiraciones de Poe.
La actual adaptación de Scott Cooper forma parte, por supuesto, de la misma continuidad, y la esencia de las futuras obras de Poe es, como era de esperar, parte integrante de "Los crímenes de la academia", ya sea a través de la mortificante atmósfera de su escenario congelado en el hielo, de los posibles giros hacia un territorio mucho más esotérico o de la desesperación individual de sus personajes, Todos ellos son prisioneros de su propia oscuridad (a menudo encarnada en una imagen femenina que ha desaparecido o está condenada a hacerlo), que sus rígidos entornos sociales tratan vanamente de sofocar tras las apariencias, sin ser conscientes de las monstruosas desviaciones que engendra esta ocultación.
En este mundo regido por la rectitud militar y las convenciones burguesas, Poe es una figura disonante perfecta. La excentricidad de una mente que dice lo que todos los demás eligen ignorar se hace naturalmente amiga del carácter desenfadado del detective Augustus Landor, él mismo plagado de un triste pasado pero impulsado por la voluntad de llevar el caso hasta el final a pesar de los obstáculos que se interponen en su camino, y dotado de una perspicacia investigadora innata que provoca la admiración de su joven segundo al mando.
Con estos elementos en su lugar, y con un muy buen dúo Christian Bale/Harry Melling entre un buen reparto de actores para encarnar los rostros, "Los crímenes de la academia" nos da ganas de perdernos en los tortuosos caminos de su macabra investigación. Desgraciadamente, tras unos primeros momentos bastante apasionantes, la película parece estancarse cada vez más en el desarrollo tan codificado de este tipo de thriller de época, lejos de la fuerza que podrían haberle dado sus inspiraciones "poéticas". Es cierto que la responsabilidad principal recae en la novela de Louis Bayard, y que Scott Cooper tiene que lidiar inevitablemente con la revisión de sospechosos, pistas falsas y otros recursos habituales en este tipo de historias, pero a pesar de algunos de los temas mencionados anteriormente e inherentes a Poe que se cuelan, “Los crímenes de la academia“ se encuentra paralizada por la conjuntivitis de su clasicismo, demasiado probado para resultar convincente una vez más. Y donde Scott Cooper podría haber trascendido todo esto con un toque de locura en la forma, hay poco o nada más allá de un cierto academicismo (algunos planos en la niebla nocturna) para darnos esperanzas de un giro hacia algo definitivamente nuevo.
Seamos claros, la película nunca es desagradable de ver en sí misma, sigue estando conducida de manera sólida y los intercambios más existenciales entre sus dos protagonistas contribuyen a veces a dar la impresión de que la película es un poco diferente, pero cuando llega lo que parece ser su resolución final, en consonancia con el clima de desesperación que emana del conjunto, domina desgraciadamente la impresión de un largometraje que se ha quedado demasiado tímido con respecto a sus intenciones iniciales.
Sin embargo, justo cuando uno cree estar a punto de abandonar "Los crímenes de la academia" con esta nota de relativa decepción, la película revela finalmente lo mejor de sí misma en su última parte, encontrando por fin un verdadero y bello efecto sorpresa a través de la bien pensada exaltación de la oscuridad de uno de sus personajes, La fuerza de este personaje supera e incluso se convierte en el megáfono de los otros que han venido antes, al tiempo que consigue dar una dosis de alivio a lo que ha pasado antes para llegar a este punto, en un campo de humanidad torturada que podemos entender fácilmente convirtiéndose en un acontecimiento ficticio fundador de la obra de Poe.
Por supuesto, el éxito de estos momentos finales no es suficiente para que elogiemos esta nueva colaboración entre Scott Cooper y Christian Bale como las anteriores.

No tenía ni idea de la existencia de esta película hasta que la encontramos el otro día y nos dio por ponerla, pero cuando leí la sinopsis me llamó mucho la atención. No conozco toda la obra de Poe, pero me gusta, y su figura y todo lo relacionado con él me resulta muy interesante. Aun así, aquí eso no importa, ya que aún no es el escritor que terminaría siendo, sino un simple soldado en la academia de West Point.

La ambientación está lograda para presentarnos una historia al más puro estilo Sherlock Holmes, investigando lo que da el título a la película (al menos en español, una de esas traducciones tan maravillosas que hacemos), unos crímenes en la academia militar. El caso es que he desconectado por momentos, no es que sea especialmente larga pero se hace muy pesada porque es muy lenta y termina pareciendo aún más larga de lo que es. Christian Bale siento que está muy desaprovechado en el papel del detective, y si el personaje de Harry Melling tuviera cualquier otro nombre en lugar de Edgar Allan Poe, habría dado igual, porque es totalmente irrelevante para la trama.

Sin embargo, cuando pensaba que ya se iba a terminar porque ***contenido con spoilers*** , resulta que quedaba más de media hora de película (en realidad 20 minutos, el resto son los créditos), pero en este caso es bueno, ya que entonces es cuando me ha sorprendido. Esos últimos minutos y la historia que cuentan en ellos me han gustado más que todo el resto de la película y son los que hacen que le suba la nota, pero tampoco terminan de compensar todo lo demás. Aun así, mantengo que habría dado igual de tratarse de cualquier otro personaje, pero es cierto que probablemente con otro reparto no habría sido igual, o al menos no llamaría tanto la atención, porque además de los dos protagonistas tiene un reparto excelente.

Los crímenes de la academia es una película de drama e intriga protagonizada por Christian Bale.

En el siglo XIX, un investigador se encargará de esclarecer un asesinato que se ha producido en la academia militar de West Point, investigación que llevará a cabo acompañado del mismísimo Edgar Alan Poe cuando aún es un cadete.

Pues en líneas generales, buena ambientación y buena fotografía, pero casi todo lo demás es flojo, como si aquí casi todo el mundo estuviera de paso, en una película que resulta demasiado plana la mayoría del tiempo, y con un atractivo añadido que es contar con E. A. Poe, que si se presenta como "me llamo Pepe Luis, y me gusta la poesía", quizá el resultado habría sido muy similar.

Olvidable.

Bale inmenso. Otra vez más en una historia donde nada es lo que parece. Quizás 20 minutos menos habrian ayudado pero consigue atraer al espectador y dejar el dilema. 7