Esta es probablemente la película en la que mejor se muestran las dotes narrativas de Fincher. Una trama hitchcockiana perfectamente pensada, una dirección con estilo y una interpretación impecable. David Fincher(S7ven) nos cuenta la historia de un hombre de negocios (Michael Douglas) que de repente pierde todo el control de su vida, siguiendo un juego que le propone su hermano (Sean Penn). A partir de ahí, la película se vuelve desconcertante, todo se descontrola, Nicholas Van Orton se vuelve paranoico por todas las inverosimilitudes y, sobre todo, tiene que espabilar y enfrentarse a sus recuerdos de infancia (su padre es muy importante) para tomar las riendas de las cosas, lo que le sacará de su ordenada vida. La dirección es impecable, la fotografía es enorme con su juego de luces, y resulta sobrecogedora desde el primer hasta el último segundo, gracias al suspense sostenido. Michael Douglas está verdaderamente brillante en esta película, y realmente le vemos evolucionar en su búsqueda de la redención. La banda sonora, tocada al piano, contribuye a aumentar la ansiedad y la tensión de la película. La idea inicial está bien explotada, y los giros finales se suceden sin caer en el ridículo, teniendo cada uno su propio efecto. El punto negativo de la película, que me ha impedido puntuarla con la máxima nota: el comienzo es bastante lento y la trama tarda en arrancar, por lo que, aunque sirve para presentar a los personajes, por lo que el espectador puede pensar que la película le aburrirá. Afortunadamente, no fue así: el personaje principal está bien perfilado: te encariñas con él a pesar de su carácter de snob egoísta, te vuelves paranoico como él, te asustas cuando él se asusta, te tranquilizas cuando él se tranquiliza.

¿Qué le regalas a un hombre que lo tiene todo? Por lo visto ***contenido con spoilers*** . Porque Nicholas no sólo tiene mucho pero mucho dinero, es gilipollas profundo, perdón por la expresión, pero alguien que cuando ***contenido con spoilers*** hace que respondan por él...

Daba por hecho, desde que ***contenido con spoilers*** , que todo era parte de lo mismo, pero ha logrado sorprenderme y despistarme, todo era ***contenido con spoilers*** y el final me ha tenido bastante en tensión. Es cierto que la parte central se hace un poco pesada, hay trozos en los que no pasa nada o da todo un poco igual, pero aun así te mantiene con la intriga, sin entender qué está pasando o por dónde saldrán las cosas.

Michael Douglas lleva toda la película sobre los hombros, y Sean Penn da una buena réplica aunque aparezca menos, y siempre es un placer ver a Tommy Flanagan y Mark Boone Junior, aunque sea de muy secundarios.

Por cierto, me ha hecho mucha gracia enterarme de que Nicholas y yo compartimos cumpleaños. No quiero un regalo así, qué estrés.

The Game del aclamado director David Fincher, ya con esto te doy un pista de que estamos ante una película, que creo que es algo desconocida para el público en general y que cuando terminas de verla se te queda un sabor de boca fantástico. Increible thriller que alberga, acción, intriga, muchos momentos de paranoia, desesperación, engaño, persecución, creo que tiene un abanico tan amplio de adjetivos y de estados de emoción por los que pasa el protagonista que me quedaría corto.

Nicholas Van Orton interpretado fantásticamente por Mchael Douglas en un hombre de negocios, para ser más concreto un hombre de grandes finanzas, un hombre millonario que no le falta de nada pero su personalidad es de un tipo solitario, poco empático y más seco que la mojama, un señor Burns en toda regla por poner un símil. Su hermano, Conrad Van Orton interpretado por Sean Penn (me hubiera gustado verle más en la película y no en modo cameo prácticamente) le hace un regalo bastante especial, inscribirse en un peculiar juego, donde la inscripción dura horas, entre cuestionarios y todo tipo de pruebas físicas, medicas...muy completo todo y muy curioso.

Y cuando Nicholas menos se lo espera comienza el juego, de primeras se lo toma como anécdota con mucho interés de lo que le puede ir deparando pero poco a poco verá que la anécdota se convierte en una auténtica pesadilla y que está afectando gravemente en su vida personal y profesional. La historia es fantástica, no le falta de nada, desde que comienza el juego no despegas los ojos de la pantalla y en muchas ocasiones ni pestañeas, con un ritmo vertiginoso parece que estás montado en una montaña rusa con tantos giros y cambios en la narrativa que por cierto, es fantástica en el dialogo y en su elaboración, todo medido, al detalle, como el propio juego. Y con una ambientación y unos planos que acompañan a la perfección durante toda la trama.

Por supuesto la interpretación de Michael Douglas como he comentado es fantástica logrando transmitir al espectador su miedos, su angustia, su agobio y la desesperación que está viviendo.

Y sin querer desvelar nada su final es completamente sorprendente, te deja con la boca abierta. Sin ninguna duda es una película que me ha sorprendido mucho no me esperaba este viaje sin frenos y que por supuesto recomiendo a todo el mundo porque no te va a decepcionar.

Apenas dos años después del enorme éxito cosechado con la memorable 'Seven', David Fincher seguía explotando el que sería su género fetiche —el thriller— con la muy olvidada 'The Game', un retorcido juego psicológico lleno de giros, sorpresas y, por qué no decirlo, trampas argumentales. De hecho, son muchos los que siempre han tildado al guion de manipulador, aunque personalmente creo que parte del objetivo de la película —y más teniendo en cuenta que su título es "El juego"— era precisamente el de jugar tanto con su protagonista como con los propios espectadores. Quien nos acompañará en este desafío mental será Nicholas Van Orton —un creíble Michael Douglas—, un adinerado inversor que, como regalo de cumpleaños por parte de su hermano, recibe una invitación para ingresar en un club de ocio especializado en diseñar pasatiempos a medida de sus clientes. Un, a priori, inofensivo divertimento que pronto adentrará a Nicholas, así como a nosotros mismos, en un agobiante laberinto de espejos donde distinguir lo real de lo ficticio será toda una odisea.

El resultado, aun lejos de los mejores trabajos de Fincher, reúne los ingredientes básicos de su estilo para crear un absorbente thriller de impecable factura técnica, envuelto en un opresivo y constante halo de tensión y acompañado por una sombría fotografía que, al igual que la propia trama, irá volviéndose cada vez más oscura. Ese clima tan inquietante, casi claustrofóbico, llevará a Nicholas al límite de su cordura hasta el punto de permitirnos empatizar con un personaje que, en otras circunstancias, nos causaría el mayor de los rechazos. No en vano, el propio Fincher admitió que la película podría interpretarse como una reimaginación moderna de 'Cuento de Navidad', conservando así tanto el viaje de autodescubrimiento del protagonista como la crítica hacia los valores más deshumanizadores del capitalismo. Reflexivo, magnético y, ante todo, entretenidísimo rompecabezas, tan inteligente en su construcción como desafiante en su desarrollo, con el que el maestro Fincher nos invita a uno de sus más sinuosos y enigmáticos thrillers. Siempre y cuando estemos dispuestos a jugar, claro.