Tras varios años sin participar juntos en una película, el genial dúo formado por Woody Allen y Diane Keaton regresaba a la gran pantalla con 'Misterioso asesinato en Manhattan', una disparatada comedia de intriga llena de puntazos divertidísimos, guiños cinéfilos y, por supuesto, algún que otro asesinato. La película, surgida a partir de un primer borrador que el propio Allen coescribió junto a Marshall Brickman para 'Annie Hall', rescata toda la inspiración de la mejor etapa del director para contarnos la historia de Larry y Carol, un aburrido matrimonio neoyorquino que comienza a sospechar que su vecino podría haber matado a su esposa. De entrada parece un thriller criminal como cualquier otro, solo que salpicado por la chispeante verborrea de un Allen que, dentro de su peculiar sentido del humor —el cual no es desde luego para todo el mundo—, nos regala uno de sus trabajos más accesibles y desternillantes sin por ello renunciar a sus clásicos diálogos rápidos e ingeniosos, a su atolondramiento crónico ni a sus momentos absurdos.

Lo curioso es que la película tampoco deja de lado la intriga y el misterio, de modo que al final funciona igual de bien como parodia que como relato de suspense. La evidente influencia de Alfred Hitchcock —al que se rinde homenaje con claras referencias a 'La ventana indiscreta'— no se queda solo en algo anecdótico, sino que llega a envolver algunos planos sencillamente magistrales al alcance de muy pocos. Quizás hay momentos (sobre todo hacia el final de la película) en los que el propio sentido cómico de la historia crea situaciones demasiado inverosímiles, aunque lo cierto es que esa falta de realismo encaja bastante bien con el tono irreverente del cine de Allen. Además, tampoco sé cómo se desarrollarían las cosas en un caso así porque nunca he matado a nadie ni he tenido que ocultar un crimen —de verdad que no—, así que no puedo ponerle pegas a la que, personalmente, considero como una de las mejores comedias del director.

PD: De regalo, una frase de la propia película que logra encapsular toda su esencia al completo: "¡¡Claustrofobia y un cadáver!! ...¡El colmo de un neurótico!".