Los mercen4rios es una película de acción protagonizada por Jason Statham, Silverster Stallone, Megan Fox, Andy García,....

Nueva entrega, y nueva misión con nuevos fichajes para estos mercenarios 'prescindibles'. En esta ocasión, la misión tiene cuentas pendientes entre Barney Ross y una antigua misión.

En esta nueva entrega, el bueno de Sly se desvincula de todas las funciones de escritura o dirección que ya realizó en entregas anteriores, tomando una decisión que supone quizá, el primer clavo en el ataúd de esta franquicia. O quizá sea no contar con Sly en el equipo creativo ese primer clavo.
Sea como fuere, ni siquiera el estudio ha tenido la fe suficiente, recurriendo a lo que parecen recortes presupuestarios (pero me he fijado, y es junto con la segunda entrega, la más cara de la saga), lo cual nos da unos efectos especiales muy pobres y una bajada de caché evidente, sobre todo en el personaje de Galán, que tiene toda la pinta de estar escrito para Antonio Banderas, pero decidieron coger a un actor más joven y baratito para que haga del hijo.

El caso es que Sly da un paso a un lado, no sólo en la creación, si no también en la interpretación, ya que Statham es el verdadero protagonista de esta cinta. Una cinta que tiene unas explosiones que algunas bien podrían ser de una película amateur, unas persecuciones bastante del montón, con cromas bastante reguleros cuando hacen primeros planos cuando van en vehículos disparando.
Casi lo más destacable es el humor, un humor que igualmente flojea a menudo, aunque alguna de las gracietas han sido simpáticas, no son las de antaño, en las que a menudo, muchos de los gags tenían que ver con el pasado del propio actor en cuestión. De eso aquí no hay nada.

Y pese a todo, lo peor ha sido la decepción de cierta pelea. Dado el reparto era muy evidente cierto duelo (Statham vs Uwais) , y sí, esa pelea llega, pero es muy mediocre, muy lejos de lo que ambos actores son capaces de hacer.

Además de cierto engaño, que estaba tan claro que era un truco, un truco que nadie notó, todos miraban al avión, pero nadie lo vio saltar ni el paracaídas abrirse. Muy lógico todo.

Cuando alguien decide que una cinta se hace sí o sí, por pura inercia, sin contar con los mismos implicados, usando de forma nefasta los recursos, suceden cosas como esta cuarta entrega.