Modesta producción de serie B y bajísimo presupuesto la que nos traen Steven Kostanski y Jeremy Gillespie con 'The Void', una inquietante historia de terror que homenajea al cine ochentero del mejor John Carpenter y a la singular obra del prolífico H. P. Lovecraft. La influencia del escritor de Providence es innegable y, aunque la película no adapta directamente ninguno de sus relatos, sí que logra acercarse bastante a su concepto del horror cósmico y a su particular universo de entes primigenios, realidades ininteligibles y ritos arcanos. En medio de este dantesco escenario seguiremos los pasos de Daniel Carter, un agente de policía que, tras llevar a un joven herido al hospital, se verá envuelto en una claustrofóbica pesadilla donde sus protagonistas, acechados por todo tipo de aberraciones del averno y figuras encapuchadas, acabarán perdiendo la cabeza en una desigual y sangrienta lucha contra lo imposible.

Curiosamente, esa representación de lo inexplicable puede ser a la vez lo mejor y lo peor de una película donde nada parece tener una razón de ser y en la que todos, ya sean sus propios personajes o nosotros mismos como espectadores, acabaremos sometidos ante el desconcierto de aquello que no puede ser comprendido. Esto afecta bastante al desarrollo de la trama, pero se ve compensando por sus cuidadísimos efectos especiales artesanales, su genial uso del maquillaje, la constante sensación de incertidumbre y la forma en la que esos tres elementos se combinan para crear una perturbadora ambientación más propia de un delirio febril que de una película de terror tradicional. Y, aunque es cierto que su tufillo a telefilm y la falta de ambición de su guion —más preocupado por el homenaje a Lovecraft que por crear algo sólido— le acaban pasando factura, 'The Void' sigue siendo una entretenida locura que hará las delicias de todos aquellos que quieran adentrarse en esta infernal odisea gore de tentáculos interdimensionales, criaturas indescriptibles e imaginería lovecraftiana.