Después de disfrutar de un encuentro de una noche, dos hombres gays de un modesto club de rugby se encaminan sin saberlo a una aventura adúltera. Deberán ocultar sus sentimientos o arriesgarse a destruir el club que aman.
No hay mucho que decir sobre la interpretación de los actores principales: ni notable ni francamente horrible. Las secuencias a cámara lenta que pretenden ser estéticas y el lado voyeur de la relación son un déjà vu. Los diálogos son anodinos, como la trama, que no da, por no decir nada, elementos suficientes para entender las decisiones tomadas por los protagonistas. No sabemos a qué se dedica Mark fuera del rugby. Su relación con Richard está muy vagamente esbozada y los detalles que se dan nos hacen preguntarnos qué le impide dejarle. En el caso de Warren, es aún peor: ninguna escena describe realmente su relación con John. Todo lo que se nos dice es que le debe mucho... lo cual no es realmente una razón para quedarse con nadie. No tenemos una idea de lo que realmente les retiene . Estas elecciones parecen incoherentes y predeterminadas. La película tiene que acabar así, tiene que haber drama, tantas escenas de sexo, etc. Creo que la idea daba para hacer una historia muy bonita y conmovedora, pero que yo personalmente no he logrado entender, porque a cada paso, me surgían más preguntas.
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