Una película preciosa pero también bastante dura, que consigue emocionar y transmitir muchas sensaciones. En este caso no seguimos la espiral de autodestrucción del adicto, al menos no lo seguimos tan de cerca, sino que lo vemos a través de los ojos de su padre, y sentimos su dolor, su preocupación, su impotencia, sus ganas de rendirse y a su vez de seguir luchando. Timothée Chalamet vuelve a demostrar que es una promesa que viene pisando fuerte y que puede llegar muy lejos.

El director belga Felix Van Groeningen dirige 'Beautiful Boy', una historia de Luke Davies, basada en las novelas autobiográficas "Beautiful Boy: A Father's Journey Through His Son's Addiction" y "Tweak: Growing Up on Methamphetamines" escritas por David Sheff y Nic Sheff.

La historia nos recuerda la relación de David Sheff y su hijo Nic, que es un punto dado cae adicto a la metanfetaminas, aunque no cumpla con los estereotipos, contando con familia de clase alta que le apoya, siendo un buen estudiante y comparte una relación cercana con su padre. Comenzando como cualquiera, probando el alcohol primero y la marihuana después, continúa experimentando hasta llegar al punto de inflexión, volviéndose totalmente dependiente de la metanfetamina, con solo 18 años. A partir de ese momento, su familia se ve arrastrada por él, intentando buscar una solución y una explicación a lo que le está sucediendo a Nic.

Felix Van Groeningen opta por un montaje que intercala la visión de padre e hijo a la vez que da saltos temporales entre el hilo de la historia principal y flashbacks que se utilizan para enriquecer la parte emocional de la relación padre e hijo. El ritmo es lento, y la historia apenas aporta durante la primera parte, más allá del drama familiar que nos cuenta cualquier telefilm melodramático. En la parte final, y gracias a las actuaciones, se consigue empatizar con la historia y emocional.

Steve Carell consigue hacer un cambio radical de registro, con una gran interpretación dramática, y siendo el principal pilar de la historia, mostrándonos la desesperación por la que pasa un padre que pierde a su hijo sin acabar de entender como, y sin poder pasar duelo, sin saber si esta bien, mal o tan solo vivo. Timothée Chalamet da la replica a Carrell interpretando al hijo, realizando una interpretación brillante, realista y emotiva, consiguiendo transmitir lástima, desesperación y angustia.

La banda sonora también juega un papel importante en la película, siendo una combinación caótica, y usando casi todos los géneros disponibles, son utilizados para destaca diferentes aspectos de la historia: Cuando Nic le ofrece una calada a su padre, pasamos de una sinfonía clásica al rock alternativo; cuando van a una reunión de apoyo escuchamos R&B; cuando parece que Nic recupera su vida, escuchamos electro pop; y cuando llegamos al desenlace, escuchamos ethereal opera.

Reconozco que no es un género de mi agrado, y que se me hizo lenta al principio, pero consiguió sacarme una lagrima gracias a algunas escenas de Steve Carrell mostrando su impotencia de no poder salvar a alguien a quien amas. La recomiendo si te gustan los dramas que narran historias reales.

Película muy dura que merece la pena ver, con unas excepcionales actuaciones de Chalamet y Steve Carell, a quien no pensé que me pudiese creer en un papel (tan) dramático, y que me ha sorprendido muy gratamente.
Cuenta la odisea y el dolor de un padre al ver que su hijo cae en las drogas, un buen chico, buen estudiante, con un futuro prometedor, cuyos motivos para caer en la adicción no se nos muestran, pero que entra en esa espiral de la que no consigue salir.
La única pega que le pongo es que podría durar 15 minutos menos sin problema, tiene una fotografía preciosa pero en ocasiones innecesaria. Es de ritmo lento, pero no se me ha hecho pesada, las grandes actuaciones de los dos protagonistas y la buena química que hay entre ellos como padre e hijo consiguen mantener el interés.

Película que parece ser por lo que he visto en los créditos, está basada tanto en el libro del padre como del hijo, dos visiones de un todo, un gran trabajo de montaje.

Además de los temas musicales que me encantan como están implementados, pero que a su vez se siente muy repetitiva, el propio guión de la película es como una alegoría de las drogas, entra, sale, entra, sale,... Se centra mas en conseguir conciencia social que en otra cosa.

Y por cierto, que bien está Steve Carrell, (me encanta ver este tipo de actores fuera de la comedia), al igual que todo el reparto.