Cuando Gabriela, una ejecutiva de San Francisco, gana un hotel en Nueva Zelanda, dejará atrás la vida en la ciudad para restaurar la propiedad con ayuda de Jake Taylor, un apuesto contratista.
Lo que promete es exactamente lo que ofrece, no creo que nadie se ponga a verla esperando encontrar algo distinto. Es verdad que es una historia muy sencilla y llena de tópicos, pero es lo que esperaba y es entretenida.
El argumento es muy propio de una novela de Halequin, con todos sus clichés: segundas oportunidades, reencontrarse con uno mismo en plena naturaleza, una vida que te gusta al final resulta que no te gusta tanto, un ex novio que aparece de repente... Sin olvidar la clásica restauración de un hostal y ligarse al soltero más codiciado del pueblo.
Llega un momento en que parece que la película esté patrocinada por la oficina de turismo de Nueva Zelanda, pero realmente dan ganas de visitar el hostal.
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