Luca Guadagnino, director de ‘Call me by your name’, se pone tras los mandos de esta notable y original miniserie que explora la adolescencia en su máximo esplendor. ‘We are who we are’ se centra en la personalidad de Fraser y Caitlin, dos jóvenes que se conocen en una base militar estadounidense situada en Veneto cuando la madre de Fraser (genial Chloe Sevigny) se convierte en la nueva comandante de la base. A partir de este momento, Fraser que no encaja en ningún lugar, encontrará consuelo y su refugio seguro en Caitlin, la cual también lidia con sus propias inquietudes internas. Ambos conforman un dúo icónico en busca de un sentido vital más allá de las aspiraciones de sus padres.
Lo mejor que tiene ‘We are who we are’ es la representación de esta nueva adolescencia o es que simplemente es la adolescencia de toda la vida con novedosos matices como la incapacidad para encontrarnos a nosotros mismos, la incapacidad para darle sentido a nuestras vidas, las ganas de ser alguien diferente, la batalla contra tu propio cuerpo en busca de una nueva identidad, el bullying, la total incomprensión por parte de los padres, la vulnerabilidad, el amor, el sexo, la euforia, el fracaso… En su tratamiento de la adolescencia recuerda mucho a series como ‘Euphoria’ y ‘Sex Education’, aunque desde un punto de vista más personal y totalmente intimista.
He de confesar que lo mejor caracterizado de la serie es también lo que me hace sentirme más carca. Viendo a estos chavales siento que he envejecido veinte años sin saber muy bien cuándo ni cómo. Me distancio totalmente de ellos como si estuviésemos a años luz y, sin embargo, todos hemos pasado por lo mismo, de una forma u otra, pero siempre lo mismo.
Pocas veces se podrá ver una serie en la que no pasa prácticamente nada y al mismo tiempo pasa prácticamente de todo.

Teniendo en cuenta que me encantó Call me by your name, tenía que ver esta serie, y aun así he tardado porque por alguna razón tenía la sensación de que iba a ser demasiado densa y me daba mucha pereza arrancar. Apenas llevaba unos minutos del primer capítulo cuando me di cuenta de lo equivocada que estaba y lo que me había estado perdiendo. De hecho recuerda mucho a Call me by your name, y no me extraña que ya estén comparando a los protagonistas de ambas y diciendo que Jack Dylan Grazer podría ser el próximo Timothée Chalamet (por cierto, hay cameo tanto suyo como de Armie Hammer, pero hay que tener vista de lince, recomiendo buscarlo en google mejor XD), y teniendo en cuenta lo joven que es, le espera un gran futuro. A Jordan Kristine Seamón no la conocía de nada, pero también espero verla en próximos proyectos porque me ha gustado mucho, y tiene una sonrisa preciosa.

Tiene un ritmo lento y los capítulos duran aproximadamente una hora (el séptimo es el más largo, pero se compensa con otros que duran poco más de 45 minutos), pero se me han pasado volando y la temporada se me ha hecho corta, habría visto otros 8 capítulos más. Es una historia que rebosa realidad y naturalidad, es lo que más me ha gustado, es todo muy pero que muy natural, y me ha atrapado desde el primer minuto, me he sentido parte de la historia y de la vida de todos ellos. Porque trata precisamente de eso, de la vida. Es una historia de amor, en todos los aspectos, pero sobre todo amor propio, de amistad, de lo que implica ser adolescente, de querer escapar y al mismo tiempo encontrar tu propia identidad. Trata temas muy de actualidad y muy importantes, pero no lo hace para llamar la atención, ni para ser políticamente correcta ni nada por el estilo, sino porque es real como la vida misma. En ese aspecto estoy totalmente de acuerdo en que recuerda a Sex Education y también a Euphoria, y me alegro de que poco a poco las series, sobre todo las que tienen protagonistas adolescentes con los que el público de esas edades se pueda sentir más identificado, traten temas tan importantes. En cuanto a los adultos, es imposible no destacar a Chloë Sevigny, está inmensa. Y también ellos parecen querer descubrir quiénes son realmente. Y eso sin olvidar dónde se encuentran, en una base militar, rodeados de soldados preparándose para lo que sea necesario.

La fotografía también me ha gustado mucho, hay planos que de primeras resultan extraños, diferentes, y es que en algunos casos directamente no parecen estar rodando una serie, sino que estamos viendo una exposición de fotografías de la vida cotidiana. Una mochila tirada en el suelo o unas botas de repente resultan fascinantes, porque toda la atmósfera te envuelve, con sus cámaras lentas y de pronto rápidas y todo tipo de planos. Y para completar, una banda sonora que es una gozada y que está muy bien integrada y llena de variedad.

Muy recomendable, aunque no es para todo el mundo.