'Minority Report' siempre me ha parecido una buena adaptación de la novela homónima de Philip K. Dick, pero, si tuviera que quedarme con una obra que lograse rescatar todas las preocupaciones que el afamado escritor plasmó en su relato, sería sin duda con 'Psycho-Pass', uno de los animes de ciencia ficción más interesantes de los últimos años y, a la vez, uno de los más infravalorados. La serie, de marcada estética cyberpunk, tiene lugar en un futuro próximo donde la sociedad está controlada por un sistema informático llamado Sibyl; el cual, entre otras cosas, se encarga de detectar a los criminales antes de que lleguen a delinquir. La premisa es similar a la imaginada por Dick, solo que con una gran diferencia: mientras que en 'Minority Report' se utilizan mutantes capaces de ver el futuro, en 'Psycho-Pass' se escanean las funciones cerebrales, químicas y biológicas de cada persona para establecer un "coeficiente de criminalidad". Una vez que ese coeficiente exceda un cierto límite, el individuo será detenido aunque todavía no haya hecho nada.

El panorama parece totalmente distópico, aunque, y a juzgar por los bajísimos índices de delincuencia, también tremendamente seguro para la ciudadanía. Esto no solo abre el clásico debate acerca de si el fin justifica los medios, sino que además también permite explorar las posibles implicaciones éticas de recopilar y analizar datos personales —ejem, Facebook, ejem— y, del mismo modo, especular acerca del peso de las decisiones, del valor de la responsabilidad e incluso de la existencia misma del libre albedrío en un mundo donde es un sistema artificial quien decide dónde trazar la línea que separa el bien del mal. Y, aunque 'Psycho-Pass' no ofrece respuestas a todas a estas cuestiones, solo por la forma de plantearlas —sobre todo en su fantástica primera temporada— ya hace que se sitúe como un sólido exponente dentro de la ciencia ficción más filosófica y, al mismo tiempo, como un absorbente thriller policial con geniales diálogos, personajes muy bien construidos y tramas que apenas dan un segundo de respiro. Una pequeña joyita oculta que atrapa e invita a la reflexión a partes iguales.