En su día ignoré completamente a 'Brand New Animal' porque pensé que sería el típico anime de furros, pero al tratarse de un trabajo de mi querido Studio Trigger he acabado dándole una oportunidad y, una vez visto, no me arrepiento de nada. El afamado estudio japonés, manteniéndose fiel a su llamativo estilo visual, vuelve a demostrar su desbordante capacidad a la hora de crear universos propios para transportarnos a Anima City, una concurrida y aislada metrópolis creada para que los humanos-bestia —criaturas capaces de alternar entre forma humana y forma antropomórfica— puedan vivir en paz lejos de la incomprensión de la sociedad humana. En esa singular urbe es donde acabará nuestra peculiar protagonista, Michiru Kagemori, el primer caso conocido de persona que, habiendo nacido humana, sufre una transformación espontánea a humano-bestia. Una atípica situación que permitirá a Michiru ser consciente de lo mejor y lo peor de ambos mundos en esta sorprendente exploración de la discriminación, la búsqueda de la identidad y la aceptación personal.

Curiosamente, la propia complejidad de ese universo puede ser al mismo tiempo el principal punto débil de una serie que, pese a contar con tan solo 12 episodios, intenta tocar demasiados temas como para llegar a profundizar en todos ellos. Una vez instalada en Anima City, Michiru se encontrará con conspiraciones secretas, organizaciones clandestinas, oscuros cultos religiosos y otras tantas realidades que, si bien son una forma de reflejar que la corrupción es algo que no entiende ni de razas ni de especies y que va íntimamente ligado al concepto de humanidad, no siempre acaban de desarrollarse todo lo bien que merecerían. En cualquier caso, solo por su trepidante ritmo, su genial animación —fusionando suaves tonos pastel con electrizantes colores al más puro estilo cyberpunk— y su valioso alegato en contra de la intolerancia ya merece la pena perderse por las calles de Anima City y por su deslumbrante mundo de fantasía, crítica social y personajes entrañables. Y de furros, claro.