Apenas dos años después del enorme éxito cosechado con la memorable 'Seven', David Fincher seguía explotando el que sería su género fetiche —el thriller— con la muy olvidada 'The Game', un retorcido juego psicológico lleno de giros, sorpresas y, por qué no decirlo, trampas argumentales. De hecho, son muchos los que siempre han tildado al guion de manipulador, aunque personalmente creo que parte del objetivo de la película —y más teniendo en cuenta que su título es "El juego"— era precisamente el de jugar tanto con su protagonista como con los propios espectadores. Quien nos acompañará en este desafío mental será Nicholas Van Orton —un creíble Michael Douglas—, un adinerado inversor que, como regalo de cumpleaños por parte de su hermano, recibe una invitación para ingresar en un club de ocio especializado en diseñar pasatiempos a medida de sus clientes. Un, a priori, inofensivo divertimento que pronto adentrará a Nicholas, así como a nosotros mismos, en un agobiante laberinto de espejos donde distinguir lo real de lo ficticio será toda una odisea.

El resultado, aun lejos de los mejores trabajos de Fincher, reúne los ingredientes básicos de su estilo para crear un absorbente thriller de impecable factura técnica, envuelto en un opresivo y constante halo de tensión y acompañado por una sombría fotografía que, al igual que la propia trama, irá volviéndose cada vez más oscura. Ese clima tan inquietante, casi claustrofóbico, llevará a Nicholas al límite de su cordura hasta el punto de permitirnos empatizar con un personaje que, en otras circunstancias, nos causaría el mayor de los rechazos. No en vano, el propio Fincher admitió que la película podría interpretarse como una reimaginación moderna de 'Cuento de Navidad', conservando así tanto el viaje de autodescubrimiento del protagonista como la crítica hacia los valores más deshumanizadores del capitalismo. Reflexivo, magnético y, ante todo, entretenidísimo rompecabezas, tan inteligente en su construcción como desafiante en su desarrollo, con el que el maestro Fincher nos invita a uno de sus más sinuosos y enigmáticos thrillers. Siempre y cuando estemos dispuestos a jugar, claro.

¿Qué le regalas a un hombre que lo tiene todo? Por lo visto quitárselo todo y poner toda su vida patas arriba para que empiece a valorar las cosas, o mejor dicho a las personas. Porque Nicholas no sólo tiene mucho pero mucho dinero, es gilipollas profundo, perdón por la expresión, pero alguien que cuando le felicitan por su cumpleaños hace que respondan por él...

Daba por hecho, desde que le rechazan, que todo era parte de lo mismo, pero ha logrado sorprenderme y despistarme, todo era demasiado real y el final me ha tenido bastante en tensión. Es cierto que la parte central se hace un poco pesada, hay trozos en los que no pasa nada o da todo un poco igual, pero aun así te mantiene con la intriga, sin entender qué está pasando o por dónde saldrán las cosas.

Michael Douglas lleva toda la película sobre los hombros, y Sean Penn da una buena réplica aunque aparezca menos, y siempre es un placer ver a Tommy Flanagan y Mark Boone Junior, aunque sea de muy secundarios.

Por cierto, me ha hecho mucha gracia enterarme de que Nicholas y yo compartimos cumpleaños. No quiero un regalo así, qué estrés.

Fue todo una sorpresa, durante su desarrollo me estaba pareciendo una película del montón, pero que luego empezó a tener unos giros de los que no te esperas y simplemente solo puedes estar atento viendo su final.

Eran los 90's , una época gloriosa donde David, Quentin y yo íbamos de la mano a todas partes.
No habia un estreno donde no nos encontraramos. Eramos inseparables.
Una tarde, David nos confesó que quería hacer un Hitchcock con Michael Douglas y yo le reté a que no tenia los bowlings suficientes. Y aquí está la prueba de como le cuelgan.
Juega con nosotros durante toda la película y el final, pues eso que todos los que le damos a la pluma lo llamamos el desenlace perfecto y a dejar a todo el personal boquiabierto.
Lo tiene todo y no le falta de nada. Y a Douglas JR le dio la vida tras Instinto Básico porque ya estaba planeando bajo como muchos de su generación que ya lo habían dado todo.
Y Fincher cerró una década prodigiosa y nos demostró que como Hitchcock, es un maestro del thriller.
Aunque esta The Game no está a la altura de sus brutales Seven o El club de la ducha, no desmerece.
Porque aquí, hemos venido A Jugar !!!!!!