Según el libro bíblico del Génesis, la escalera de Jacob era una estructura que conectaba el Cielo y la Tierra y que los ángeles, de acuerdo con una visión que el patriarca Israel tuvo en sueños, utilizaban para ir y venir de un plano a otro. Este pequeño pasaje es el que serviría de inspiración para el título de 'Jacob's Ladder' y para la historia de su protagonista, Jacob Singer, un veterano de Vietnam cuya realidad comienza a desmoronarse a raíz de una serie de alucinaciones y flashbacks que atormentan su ya de por sí frágil estado mental. Un singular viaje hacia los rincones más oscuros de la mente de Jacob y una delirante odisea cargada de simbolismos, pasajes oníricos y situaciones perturbadoras más propias del cine de terror que de un drama al uso. No terror en su forma más macabra y visceral, sino esa clase de terror psicológico que genera agobio, malestar e inquietud ante aquello que no podemos comprender ni asimilar (no en vano, la película sirvió de gran inspiración para la saga de videojuegos 'Silent Hill').

Sobre ese escenario de pesadilla se irá construyendo una opresiva y lisérgica atmósfera, tan etérea y a la vez tan densa como la más cerrada de las nieblas, que nos irá sumiendo a nosotros mismos y al propio Jacob en la duda constante sobre qué parte de lo que vemos es real y qué no. En ese sentido se agradece la forma en la que el guion va jugando con esa ambigüedad sin dejar nunca abandonado al espectador, facilitando las suficientes pistas como para ir atando cabos y, al mismo tiempo, haciendo que la historia siga siendo atractiva incluso en el caso de que hayamos intuido cómo será el final. Angustiosa y fascinante a partes iguales, no cabe duda de que 'Jacob's Ladder' no es una experiencia para todo el mundo, pero aquellos que logren entrar en su propuesta encontrarán no solo una dura crítica a los sinsentidos y consecuencias de la guerra, sino también un hipnótico descenso hacia los infiernos más profundos del alma humana.

Leyendo las críticas de mis compañeros y viendo que aparece el terror entre sus géneros, me esperaba algo espeluznante que me costaría ver. La verdad, no sé dónde está el terror. Sí, salen cosas un poco extrañas, como esas caras medio fantasmales, pero ni siquiera dan buenos sustos ni nada parecido, ni son tan horribles.

La película trata sobre un veterano de Vietnam con varios traumas a sus espaldas, como no podía ser de otra manera, y cómo esos traumas le juegan malas pasadas. Sobre todo juega con el espectador haciéndole preguntarse qué es verdad y qué no. ¿Está alucinando? ¿Son pesadillas? ¿Es el delirio por la fiebre? ¿Está muerto y se encuentra en el Purgatorio? Creo que es bastante predecible en cuanto a la resolución a ese misterio, me lo veía venir, pero el viaje es bastante interesante. La crítica al ejército y al gobierno está ya muy vista, pero ayuda bastante con el conjunto.

La experiencia es curiosa, pero es más eso, la experiencia, lo onírico, el verse inmerso en ese viaje, que una trama consistente como tal y un buen guión. No está mal para pasar el rato, y no me he aburrido, pero tampoco me ha apasionado.

Autoridades sanitarias deberían hacer ésta advertencia antes del inicio de la cinta.
- Si es usted paranoico o sufre algún síndrome postraumático no le recomendariamos el visionado de esta película. Afectará a su sistema nervioso cual bomba de Hiroshima.
Y es cierto que hay que prepararse porque no es de fácil asímilación aunque continuamente te estén avisando de donde estás . La aceptación de la realidad no es tan sencilla y siempre depende de por donde la mires. Así que ponte cómodo y olvida las drogas que aquí no sirven. Debe ser como un viaje de Peyote, vete a saber donde caes, pero en pie seguro que no lo harás.
Este es el juego que nos presenta Adrian Lyne saliéndose un poco de sus clásicos melocotonazos. Y vaya si se distancia con esta película extraña y confusa que juega al despiste del espectador con un buen conductor, un confuso Tim Robbins que anda perdidisimo en su descenso por los círculos de Dante .
Recuerdo haberla visto pocos años después de su estreno y me dejó la cabeza muy loca.
Con este segundo visionado la he disfrutado mucho más y no la he visto tan paranoica como la recordaba.
Recomendable para los sangratochas y sobre todo, acomódense y disfruten de los aires a Apocalipsis Now de la mano de Maurice Jarre que se marcan en el inicio. Será el único momento de paz que les espera hasta el fin.

Para empezar he de decir una advertencia, creo que es más disfrutable ver el film sin saber absolutamente nada, para sacar tus propias conclusiones, puesto que si lees o ves el trailer ya te están desvelando casi todo el misterio.

La escalera de Jacob es una película misteriosa, terrorífica y muy dramática; tiene muchas incógnitas que no te terminarán de resolver y tendrás que buscarle tú mismo su significado, haciéndote reflexionar. Para mi todo esto como dice la sinopsis de la peli es un descenso al infierno o el mismísimo purgatorio, con un desenlace satisfactorio. Aun así no le veo una gran enseñanza, salvo la crítica a las prácticas realizadas con el ejército, como si se tratasen de ratones de laboratorio, pero creo que es una enseñanza que toda persona cuerda y reflexiva puede sacar sin necesidad de representación.

No creo que sea para tanto, puesto que tampoco destaca por las interpretaciones de sus actores y no puedo recomendarla.