Me ha gustado , te mantiene atento desde el principio hasta ese final. Esa tensión por parte del protagonista, se palpa en cada una de sus acciones.

Antonio de la Torre, pues muy merecido los premios por su trabajo.

Brutal retrato de la corrupción política.

Rodrigo Sorogoyen se consagra con su tercera obra como uno de los mejores y más interesantes directores del panorama actual en España.

Un magnífico retrato de toda la maquinaria que encierra la corrupción política, y que va incluso más allá de la misma. También es cierto que la película no podía llegar en un momento más acertado, un film adaptado a la realidad social donde lo normal es que cada semana se desvele algún tipo de escándalo político, de tal manera que incluso ya nos hemos acostumbrado a ello.

'El reino' comienza mostrándonos como es la vida de un político de esta calaña: su alto nivel de vida, su poder, sus influencias. En ningún momento se muestra claramente en qué ha consistido toda la corrupción y tampoco es necesario pues se va descubriendo con los minutos hasta que incluso se nos dicen todos los delitos por lo que se le acusa a nuestro protagonista. Una vez es expulsado del "reino" y dejado de lado por sus compañeros, llegamos al punto quizás más "flojo" (en relación al nivel medio de la obra). Incluso he llegado a pensar en cierto momento que no era para tanto.

Y justo cuando comenzaba a pensar eso llega el clímax de la obra, los últimos 30 minutos son magistrales. Sorogoyen dirige de manera espectacular la conclusión y el desenlace: muy entretenido, tenso, contundente y voraz. El diálogo final es todo un mensaje dirigido al espectador, a la sociedad y a la clase política. No había mejor manera de finalizar esta historia.

También me gustaría resaltar el trabajo de Antonio de la Torre, quién ya había trabajado en 'Que Dios nos perdone' con una muy buena interpretación. Es necesario decir que es uno de los mejores actores españoles de la actualidad, y que ha conseguido esto por méritos propios con papeles muy distintos y con trabajos muy buenos.

Una de las películas del año.

A todas las personas que me recomendaron la película y yo las amenacé con cortar relaciones como no estuviera bien: me retracto de mis palabras. Lo único que podría mejorarla es que los hechos acontecidos en la cinta no se asemejasen tanto con la realidad. De verdad, ojalá fuera todo ficción, qué cansancio de país xD
Y a destacar el diálogo final.

Sorogoyen plantea una película aspera cuyos planteamientos pueden resultar polémicos pero a la que no se le puede discutir la radiografía sobre el tema abordado. Más allá de centrarse en un pertido pólitico (por más que encontremos similitudes con situaciones que hemos visto en noticieros y que nos remiten a una formación completa) Sorogoyen logra describir el funcionamiento de un sistema, de "El reino", más allá de ideologías que se pliegan a la única doctrina que reconocen: el capital.
La parte más polémica es en la que, a través de varios detalles de comportamientos cotidianos, establece paralelismos entre la corrupción de las élites y las faltas éticas en otras esferas (la escena de la cafetería es clave en este posicionamiento) dando a entender que la corrupción se da porque tenemos la mentalidad de "aprovechar" la ocasión, por encima de la aplicación de una ética. Vivimos en una sociedad en la que si ves una cartera con dinero extraviada y no te la quedas en lugar de intentar encontrar a su dueño, acabarás sintiéndote como un tonto y no faltará el que te lo diga, en lugar de promover la respuesta adecuada eticamente. Si entendemos la escena como una llamada de atención de Sorogoyen diciéndonos que se empieza por cambiar eso para poder vencer a lo otro, podemos suscribirlo.
La película cuenta con una dosis de autenticidad, a través de la realización y también de las intepretaciones que atrapa al espectador (la escena del balcón es maravillosa y justfica el Goya para Luis Zahera).
Nos encontramos con una de las mejores caracterizaciones del poder y de sus corruptelas muy superior, por ejemplo, a La Cordillera. un filme a la altura de los mejores del año, con independencia de su nacionalidad.